Periodista y mamá, que viven en Alaska, Lia Campbell, habla de su experiencia como madre soltera y sobre lo que los científicos hablan de niños de familias pequeñas como "I y MOM".
Solo tenía veintiséis años cuando decidí confiar por primera vez en mi propia maternidad. Por supuesto, era un joven para obtener miradas oblicuas de personas que no entendían por qué elegí de esta manera.
Por el bien de la justicia, el destino de una madre soltera nunca ha sido mi sueño. Pero cuando me dijeron que mi fertilidad fue destruida y mi capacidad para concebir ahora o nunca caería, sabía que preferiría ser una madre soltera de la que no me convertiría en madre.
El universo tuvo sus propios planes, y mis intentos de embarazo fracasaron de la manera más patética. Pero solo unos años después, dos meses después de mi trigésimo cumpleaños, me dieron la oportunidad de adoptar una niña. Dije "sí" y nunca me arrepintió de esta elección.
Por supuesto, si ha presentado atención a los comentarios en Internet, puede asumir que mi hija está condenada. "¡Estadísticas sobre las madres solitarias terribles!" - Declare las incógnitas. "¡Sus hijos son más pendientes para usar drogas, para ser expulsados de clases senior y terminar en la cárcel!"
Esta estadística a menudo está tratando de derribarme de la carretera, en mi elección. Pero en lo profundo del alma, siempre supe que ella no me representaba ni a mi hija.
Me tomé el papel de una madre soltera, entendiendo bastante a qué nos suscribimos. Tengo una universidad detrás de mis hombros, una buena carrera, un estilo de vida estable y un increíble sistema de apoyo. Como casi todas las madres solteras que se han convertido en tal elección, nunca viví por debajo de la línea de pobreza. Nunca luché con la adicción, no resultó ser un embarazo no planificado y no sufrí el hecho de que el padre del niño me dejó. Esta estadística incluye tantas madres solteras, obligadas a enfrentar toda la pila de problemas, lo que simplemente no se aplica a mi vida, y sabía que debería tenerse en cuenta.
Resulta que tenía razón. Más recientemente, se publicó un estudio, comparando a los niños de las madres que los aburrieron deliberadamente sin un compañero, con bebés de familias con dos padres diferentes. ¿Y sabes lo que reveló? Que absolutamente "ninguna diferencia en la relación padre y el desarrollo del niño".
Los niños están bien. Su bienestar y desarrollo va como debería. No están entrando en absoluto las mismas estadísticas que mezclan a las madres solteras de ningún tipo.
Pero, ¿qué pasa con aquellos que confían en que los niños por prosperidad necesitan ambos padres? Bueno, el investigador de Matilde Brewaeys comentó en esta posición.
"El supuesto de que el niño es malo para crecer en la familia sin un padre, se basa principalmente en estudios de niños cuyos padres se divorciaron y que sobrevivieron al conflicto en la familia", explica. "Sin embargo, más, más como el hecho de que el desarrollo de los niños se ve afectado negativamente por el problema de los problemas de los niños y las relaciones de los padres, y no la falta de padre".
Hace cinco años, un estudio similar sobre los padres del mismo sexo dio el mismo resultado. También sabía que podía ampliarse en las madres que dieron a luz deliberadamente a un niño sin pareja, pero fue muy bueno que mis sentimientos se confirmaran.
Es bueno saber que no he lastimado a mi hija, sin que la sigue siendo padre.
Ahora sabemos que las familias "llenas" son opcionales, de modo que el niño se levantó feliz, sano y amado. Y, aunque el estudio se centró en madres solteras, creo que enfatiza el hecho de que ninguna madre está condenada a crecer a un niño que repondrá de las malditas estadísticas. Ser madre soltera no es suficiente para un resultado similar, hay otros factores en este juego.
La conclusión es que no somos estadísticas. También somos capaces de crecer niños felices, exitosos y prósperos, como cualquier otra familia.
Si no crees, solo mira a revisar a mi chica en veinte años. Me parece que será un adulto bastante espectacular.
Una fuente
Traducción: Lilith Mazikina
Ilustración: Shutterstock